de María Jesús Alvarado
Geografía Accidental
Treinta poemas para dibujar un mapa
Viajar: un mapa, un viaje, otro lugar quizás completamente distinto, otra realidad de ti mismo, otro estado personalísimo donde dejarte llevar, observar, comparar, absorber todo lo sentido, todo lo visto, masticarlo, digerirlo hasta desmenuzarlo “en trocitos de alma picaditos” que penetran en tus venas, por ellas y a través de ellas, distribuyéndose por todo tu cuerpo, para quedarse ya dentro como un virus benigno, como una parte más de ti mismo por siempre e inseparable.
Kitunga
Dejó de llover
al parar en Kitunga
y el perfume del otoño africano
empapaba de tierra,
las hojas de los árboles
y la piel brillante de aquel joven
delgado, negro y bello
que se apoyaba
leve
en la pared azul de la estación.
A varios metros de distancia,
tras los cristales de aquel vagón
desgastado y húmedo
―sin aliento casi―
sentí su tacto caliente,
sus muslos fuertes,
sus labios generosos
y aquella mirada
mucho más intensa que cualquier deseo,
aquella mirada amplia y confiada
como un río cuando se entrega al mar,
aquella mirada
que me invitaba a quedarme,
y que me sigue insistiendo
aún cuando hayan pasado los años
y el tren haya partido hace ya tanto tiempo.
«Geografía accidental» es, aparentemente, un libro corto, pero que precisa para leerlo mucho tiempo, porque un poema de María Jesús Alvarado no se puede terminar y empezar otro a continuación. Cuando se termina un poema de María Jesús Alvarado hay que respirar, escuchar el bombeo del corazón, levantarse, darse una vuelta por la estancia, digerir lo leído; ésa es su gran virtud: los poemas de Susi te obligan a situarte en su inabarcable mapa personal, y de alguna manera, a hacerlo también tuyo. Leer a Susi Alvarado es leer contra el vacío, contra la indiferencia, contra la banalidad: Susi Alvarado te obliga a ser persona, a que conozcas la persona que eres, a posicionarte sobre ti mismo.
Tierra de Nadie
Ya sé que tu bufón de tres al cuarto
anuncia regiones sin fronteras.
Pero yo no dejaré lugar para la duda
ni los juegos equívocos:
En mi país, amor,
el amor sí es imprescindible.
Somos de los afectos que elegimos.
Y quien rechaza esa patria
se hace nadie.
Arranco un poema del libro y con cinta adhesiva pego la hoja sobre la pantalla de la televisión encendida. Cojo una silla, bajo el volumen, me siento frente al televisor, el mentón apoyado sobre las palmas de las manos y los codos sobre las rodillas. El poema es uno, detrás centellean los treinta canales del TDT, todos están agotados frente a un poema que no se acaba nunca, pasan las horas y yo sigo ahí, sin moverme, descifrando, saboreando las palabras, escuchando el murmullo de la sangre transitar por mis venas. Cuando ya respiro, profundamente, tranquilo, sosegado; despego con delicadeza el poema de la pantalla de la televisión para pegar el siguiente. Esta tarde, esta noche, no existe ni importa el tiempo.
Sencillamente hermoso. Como siempre nos das un pequeño bocado para que, más tarde, disfrutemos de un gran banquete. Muchísimas gracias Pablo por tus presentaciones, llenas de un encanto que embriaga y te hace esperar ansioso el momento de la cita. Un fortísimo abrazo y felicidades.