Reproduzco la entrevista que se publicó en Canarias3puntocero
La segunda edición de la novela «La felicidad amarga», de Pablo Martín Carbajal llega esta semana a las librerías, con motivo de ello mantenemos este diálogo con el autor.
«La felicidad amarga» me ha parecido una delicatessen, un libro pequeñito cargado de sensibilidad, a través de su protagonista, Rafa, vamos descubriendo los sentimientos de una persona honesta consigo misma, y que se abre al lector para mostrar el lado más humano. No es débil Rafa por mostrar todas sus emociones y sus sentimientos, sino más bien todo lo contrario. Rafa es fuerte, sabe reconocer sus emociones, sus sentimientos, y sabe hacia dónde éstos le dirigen. «A uno siempre le gusta volver a los lugares del pasado, o al menos a mí me gusta; es como ver fotos antiguas, aquello que vivimos justifica lo que somos hoy, o tal vez al contrario, lo que somos hoy justifica por qué en su momento actuamos así. Quizás a muchos esto último le parezca extraño, y más bien podrían pensar que somos lo que somos por aquello que vivimos, y se quedarán simplemente ahí, sin necesidad de justificar acciones de otro tiempo de las que quizás otros sí tengamos necesidad».
¿Cuál es el objetivo de «La Felicidad amarga»?
Provocar sentimientos, a veces me parece que el ritmo diario es demasiado rápido para pararnos y ponernos a pensar, a identificar qué sentimos y cuáles son nuestras emociones. Por eso esta novela, una novela corta, que se puede leer de una sentada, en la que se presente que el lector sienta las emociones de Rafa, y si ha vivido situaciones similares, que las extrapole a él mismo. Que el lector se sienta humano leyendo a Rafa.
Tú con dieciocho años recién cumplidos y ella con cuarenta y seis, tú con las ilusiones y las dudas y ella con las certezas, tu vida de antes y tu vida de ahora pero…; el sábado tú y tus amigos enfilando la autopista hacia la playa de la Caleta pero…; compartir un porro con las cuatro chicas con quienes os empezasteis a encontrar los fines de semana sentados en la orilla pero… (…) Se lo contabas a Carmen, porque sólo a ella podías confesarle esas cosas, porque sólo ella tenía esa capacidad para escucharte sin que tú te sintieses juzgado, ella sí hubiese entendido aquellas navidades que nunca comentaste con nadie, cuando se suponía que ya eras demasiado mayor para pedir juguetes a los Reyes y tu decepción tras abrir los paquetes y sólo encontrar ropa: unos vaqueros, una camiseta, ¿a qué jugarías tú entonces?, ¿quién te había obligado a que ese año, de repente, sin que nadie te avisara, ya fueras mayor?
Este extracto del primer capítulo, ¿quién es Carmen? Ese personaje tan misterioso y tan importante.
En el primer capítulo Rafa acaba de cumplir 18 años, y tiene dudas sobre lo que es abandonar la infancia y entrar, en lo que él supone que es la edad adulta. Intenta aceptar el reto, pero al mismo tiempo puede pensar que prefiere seguir siendo un niño. Todas esas ilusiones al cumplir 18, sacarse el carné de conducir, entrar en la universidad, se mezclan con sus incertidumbres al tener que aceptar una nueva edad. Encuentra en Carmen, una mujer de 46 años, a la persona con la que comparte todo eso. Carmen que también ha vivido su propia vida, su propia historia, y que intenta aconsejar a Rafa para que no cometa los mismos errores que ella piensa que ha cometido. Juega un papel muy importante en un periodo muy determinado de la vida de Rafa.
La química, es otro de los temas de la novela, «Me sorprendió, nunca había hablado con Eusebio y ahí estábamos de repente cara a cara, en un bar inhóspito, dos casi desconocidos contándonos cosas personales y compartiendo esa extraña química de la que hablábamos y que nunca sé por qué se da de repente entre determinadas personas, ni cuáles son los componentes que la hacen reaccionar.» La química con ese chico, Eusebio, pero también la química con los hermanos, con los amigos de la juventud, por qué se da con determinadas personas y por qué con otras no.
Sí, la química está muy presente en toda la novela, Rafa se va de su ciudad y vuelve tras haber pasado cinco años fuera. Entonces se encuentra que las relaciones con las personas cercanas de antes han cambiado. Se lo pregunta con su hermano Dani, para él la relación con su hermano tiene que serlo que fue en la infancia, de verdadera amistad, algo complementario, como el azúcar y el café, le haría mucho daño que la relación con su hermano fuera como tomar el café con sal. Su relación, tan intensa, con los amigos de antes, también parece que ha cambiado, y Rafa nos muestra, nos deja entrever, todos sus sentimientos cuando está con ellos y parece que las cosas no funcionan como antes.
Y estalla al final del capítulo. Los finales de cada capítulo tienen muchísima fuerza, al terminar de leerlos uno se queda pensando en todo lo que ha sucedido.
Sí, claro, eso es la técnica. En cada capítulo no se dice nada, simplemente se muestran cosas que ocurren, y cada uno de ellos está terminado para que el lector reconozca todo lo que ha ocurrido al leer la última frase. Quizás sea un tópico, la estrategia del iceberg, que el lector interprete con ese final todo lo que no se ha dicho en el capítulo, pero que está ahí, oculto, y que se revela al leer la última frase.
Los amigos, la familia, el trabajo, la sexualidad, el amor, las muñecas rusas, que se repiten a lo largo de toda la novela
Cada muñeca rusa es como una etapa en la vida de Rafa, esta es una novela de formación, de descubrimiento de uno mismo, de un viaje interior. A medida que Rafa va avanzando, va creciendo interiormente, va descubriendo nuevas cosas, es como si fuese una muñeca rusa pequeña que se convierte en otra mayor, más adulta. Su objetivo es convertirse en la última muñeca rusa, la que lo convierte en una persona plena. Al final, cuando parece que ya lo ha conseguido, se da cuenta de que quizás todavía le queden otras muñecas rusas de las que salir.
Nos quedamos con ganas de más, nos hubiese gustado saber más de Rafa
Es algo que me han dicho muchos lectores, que es corto, que por qué no hago una segunda parte. Rafa tiene treinta años cuando termina la novela, le quedan todavía muchas cosas por vivir, y en esos ocho capítulos lo que muestra son los sentimientos que considera más significativos en sus primeros treinta años de vida.
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