Arribismo y arbitrariedad, la administración del XIX

image    “La religión es el ropaje magnífico con que visten la nada para que no nos horrorice” iba a colgar en Facebook esta frase  sola, así, suelta, esta frase escrita en 1888 que aparece en la novela Miau, de Benito Pérez Galdós: la religión como una invención necesaria para agarrarse a algo; pero después pensé en quién la había dicho, Víctor Cadalso, un personaje arribista, carente de moral y de escrúpulos, dispuesto a hacer lo que sea para ascender en la administración y en la vida. ¿Quiso el autor, al poner la frase en boca de ese personaje, decirnos algo más que la negación de la religión? ¿La religión como una invención necesaria para vivir con moralidad? No lo sé, o quizás no lo creo, conociendo al autor, y viendo que el resto de los personajes (incluidos los religiosos) tampoco salen bien parados en esta interesantísima novela en la que se ofrece un terrorífico retrato de un sistema político,  empresarial y administrativo corrupto y arbitrario en la España de finales del siglo XIX. El autor es especialmente hiriente con una administración en la cual, según la metáfora utilizada, pasear por sus pasillos era como una bajada de Dante a los infiernos, sus trabajadores “esa plebe anodina que forma el cemento que traba y solidifica la arquitectura de las instituciones”, donde los que progresaban y ascendian eran los pillos carentes de moral. Casi todos los personajes de la novela son arribistas, mediocres, pusilánimes, corruptos, mantenidos, miserables, sinvergüenzas; la familia Miau, siempre viviendo el presente sin preocuparse del mañana (siempre el corto plazo sobre el largo plazo) e intentando mostrar una imagen social (pura fachada) pese a no tener apenas para comer. Novela realista, así fue catalogada, el comentario fácil ahora sería: de aquellos polvos estos lodos, de aquella realidad este presente… afortunadamente, la administración ya no es arbitraria (aunque necesite un buen repaso), y pese a la que está cayendo con tantos casos de corrupción, la mayoria de la gente con la que nos relacionamos (que no todos) tienen un perfil contrario al de los personajes retratados en Miau.

Compartir

Deja un comentario