
Otras realidades: Henri Lopes
¿Cómo se siente un niño mulato en una aldea de África? Ese niño es André, de padre colonizador (un comandante francés) y de madre congoleña. Estamos en los años 50, en la aldea los mulatos molestan, los niños lo llaman café con leche, blanco mandioca, blanco mal blanqueado… cuando llega a Francia, los franceses lo llaman negro, o macaco hijo de puta…; como dice el propio André ya de adulto: «menos blanco que ellos es siempre negro».
Al niño André lo abandonó su padre cuando éste regresó a Francia. En esa época en la que no existía la televisión, la idea de lo que era París pertenecía al imaginario, a lo que trasladaban a las poblaciones locales los colonizares. Cuando André acabó el bachillerato y fue por primera vez a París (y ya se sentía capaz de quitarse todos los complejos de negrito) se dio cuenta de que no todos los blancos eran jefes como en África, que muchos blancos trabajaban con sus manos, llevaban cargas como los negros, la única diferencia es que a esos blancos nadie les daba patadas en el culo, ni los tuteaba, ni los trataba de macacos al menor descuido.
Una tarde, André decide ir a una conferencia que impartía aquel comandante que vivió en el Congo y que un día abandonó todo, abandonó todo, para regresar a Francia. André se sienta en las últimas filas de la sala y no puede dejar de fijarse en la primera fila, donde una señora blanca y una chica blanca de gran parecido con el comandante siguen la charla con devoción… Lástima que la fuerza de esa escena no se mantenga en toda la novela; a pesar de eso, «El buscador de áfricas», realiza un interesante recorrido por los valores africanos que el protagonista echa de menos en el país de los blancos: el calor del hogar y de la familia, el valor de la infancia, el respeto a los mayores, la hospitalidad hacia el extranjero, la riqueza de las lenguas, la importancia del baile, de los amuletos, de la magia…
Pero por encima de todo esta novela refleja las contradicciones de su protagonista: el hecho de ser mulato, siempre de ninguna parte, ni de uno ni de otro, y lo que ello implica en la búsqueda constante de la identidad. Realidades que a muchos de nosotros nos pueden parecer tan distantes y que sin embargo están ahí, sentidas con toda intensidad por cada uno de sus protagonistas… A Henry Lopes lo conocí hace unos meses en el Salón Internacional del Libro Africano en donde impartió una magnífica conferencia: toda la vida un camino entre dos mundos en el que una persona -de carne y hueso como tú y yo- trata de encontrar su identidad. Me quedo con una frase de André: él no era un «mitad mitad», sino un «doscientos por ciento», cien por cien leche, cien por cien café. Interesante conclusión que habla, bajo mi entender, del futuro de la humanidad.
Pablo, precioso comentario. Recuerdo una vez hace muchos años, cuando mi amiga Gisela salía con un chico negro, hablando con Abuela María le pregunté: Abuela, ¿qué pasaría si yo me casara con un negro? y ella con toda su sabiduría me contestó: Sabes una cosa, Cristi, yo creo que el futuro de la humanidad está en el mestizaje.
Pablo, que bueno, hacía tiempo que no pasaba por tu página y he disfrutado un montón de la visita. Muy buena esta última entrada, comparto la idea de que el mestizaje es futuro, y a la vez creo en las identidades de los pueblos. Todo en equilibrio. Pasaré por casa a robarte el libro. Un abrazo
Que bonito es el mestizaje, la mezcla de razas, culturas… Paris es ciudad mestiza, como lo son Londres, Nueva York… Poco a poco, todas las grandes ciudades de aqui y alla lo seran. Algunos descalifican el fenomeno tachandolo de “globalizacion” social. Son los que defienden que las “identidades genuinas” estan en peligro. Son lo mismos que apuntan con el dedo al que es mas blanco que ellos, al que es mas negro que ellos. El mestizo es el peor enemigo del nacionalismo politico, al extranjero siempre se le puede enviar de vuelta a su casa, pero el mestizo es molesto por ser 100%café y 100%leche… El mestizaje es futuro
Hermosa presentación, como es habitual en tus escritos, del libro del congoleño Henri Lopes, una invitación a leer su libro y a conocer a André, su personaje principal. Este hombre estuvo en Las Palmas de Gran Canaria invitado por la Casa África y tuvimos el placer de conocerle y escucharle. Un fortísimo abrazo y mil gracias por seguir acercándonos a la literatura de este continente tan cercano y tan lleno de valores y de historias que contar.