¿Burkini sí o burkini no?

pablo_martin_carbajalBurkini sí, burkini no. Hay cuestiones para las que es muy difícil tener una opinión clara, puedes leer argumentos a favor y argumentos en contra y con los dos estar de acuerdo. Por eso, cuando surgió la polémica del burkini hace unas semanas (esa mujer musulmana que estaba en una playa de Francia en burkini) me acordé de Paul Collier, me pregunté si habría escrito algo al respecto, y encontré Éxodo. Lo pedí ansioso, conté los días que tardaba en llegar, lo leí con sumo interés, Éxodo ya es uno de los libros que me acompañará mucho tiempo…

 

Collier no se posiciona ni como conservador ni como progresista (ni a favor ni en contra de la inmigración), sino que habla de la necesidad de realizar una reflexión profunda que vaya más allá de los juicios rápidos basados en nuestros valores. Cualquier análisis honrado, dice el autor, ha de reconocer que con la inmigración existen ganadores y perdedores. ¿Quién gana y quién pierde?

 

Éxodo analiza la inmigración desde una triple perspectiva: qué ganan y qué pierden los: 1. habitantes de los países de acogida, 2. los inmigrantes, y 3. (aspecto que me sorprendió) los que se quedan atrás en los países emisores.
Sobre estos últimos el autor plantea una serie de preguntas: ¿los emigrantes tienen capacidad de cambiar las condiciones en sus países de origen? ¿Cómo afecta a los que se quedan la fuga de cerebros, que los más capaces se vayan a vivir fuera? ¿Las remesas tienen un efecto positivo siempre o a medida que se reagrupan familias en países ricos las remesas que recibe el país de origen disminuyen?). Collier argumenta con rigor por qué este último punto de vista, los que se quedan atrás, es fundamental a la hora de valorar las futuras políticas migratorias.

 

Interesantísimo es el análisis que realiza sobre otros conceptos que deben tenerse en cuenta: el aprecio mutuo, la simpatía o empatía de los nativos con los inmigrantes. Y también: la identidad, de qué manera se ven los inmigrantes. Cuanto más se vean como parte de la cultura de acogida, más aprecio mutuo, más empatía, más confianza y cooperación. Y lo contrario: a más inmigración, a menor integración, más desconfianza de los nativos hacia los inmigrantes.

 

Además introduce otro concepto clave: la diáspora, y la capacidad de ésta para integrarse en la sociedad de acogida, lo que denomina la tasa de absorción (cuanto mayor diáspora de un país, mayor número de habitantes de ese país emigrarán a ese destino -10 inmigrantes atraen a 7 compatriotas más en una década- si éstos no se integran en la sociedad de acogida y forman un grupo cultural propio, menor será la tasa de absorción). El equilibrio sobre la tasas de inmigración que pueden recibir las sociedades se encuentra entre los que llegan y los que son capaces de integrarse. Y estas son las políticas importantes, dice el autor, las que promueven la integración de la diáspora. Según Collier la inmigración hoy en día es tal que ya estamos alejándonos del equilibrio: estamos asistiendo a un desequilibrio de proporciones épicas.

 

Otros conceptos que desarrolla: raza, pobreza, prestaciones sociales y economía de mercado, diversidad cultural, distancias lingüísticas, falta de empatía entre gente rica y gente pobre. Las consecuencias económicas de la inmigración (¿necesitamos inmigrantes para mantener en el futuro nuestro sistema de pensiones? ¿Si o no?), las consecuencias psicológicas, las sociales. Nacionalismos, comunidad, individualismo, la construcción de identidades y sus compatibilidades con la inmigración, ¿Inglaterra para los ingleses? ¿Finlandia para los finlandeses? etc, etc.

 

Complejo, ¿verdad? Todas esas variables (y otras más que no he nombrado) se analizan con detalle y con rigor en Éxodo, para acabar ofreciendo una propuesta sobre cómo deberían ser las políticas migratorias. Si les interesa este tema, no dejen de leerlo, el análisis que hace de todos estos aspectos me resulta fundamental a la hora de tener una opinión razonada que vaya más allá de juicios rápidos basados en nuestros valores.

 

Pero volvamos a la pregunta inicial: ¿burkini sí o burkini no? Dice Collier que lo fundamental es la capacidad de integración, y ofrece datos que demuestran que a mayor diversidad cultural en las sociedades de acogida mayores problemas se generarán en esas sociedades. Y pone el ejemplo del velo en el Reino Unido y Francia; el uso del velo (en lo que se refiere a la población en general) destruye el aprecio mutuo. En Francia era incompatible con la fraternidad y fue prohibido. En el Reino Unido lo defendían como una cuestión de libertad personal (vaya, esto me suena a la colonización, los franceses con el jacobinismo y los ingleses con el inderect rule). Resultados: en Francia el uso del velo es minoritario, en el Reino Unido cada vez más común. Las políticas integradoras (en este caso Francia), elevan la tasa de absorción; las políticas multiculturales (en este caso Reino Unido) la ralentizan. Y para Collier es la tasa de absorción una de las claves en la cantidad de inmigración que pueden aceptar las sociedades. Por tanto, según esto podría ser burkini no. Curioso, yo pensaba, a priori y según mis valores morales, justo lo contrario.

 

Lean Éxodo (esto que escribo no es sino un brevísimo comentario de un planteamiento mucho más profundo), la inmigración ya es, y sobre todo será, uno de los grandes temas del futuro.
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