Me volvió a suceder, una magnífica manera de iniciar el año, empezar el día 1 de enero leyendo y devorar una novela hasta acabármela el mismo día, pasando ansioso las últimas páginas en las últimas horas desveladas de la noche. Esta vez fue “La fotografía”, de la escritora inglesa Penélope Lively, una novela que penetra en el alma de sus protagonistas con una maestría exquisita. Ellos son cinco: Kath, Elaine, Glyn, Nick, Oliver y Polly, todos perfectamente retratados, los escuchamos, los sentimos, sus fortalezas y sus debilidades; y un personaje más, efímero pero extraordinario, qué fuerza y qué madurez. La trama es sencilla, en el grupo se ha cometido una infidelidad, y en base a ese hecho, a cómo reacciona cada uno de ellos, se van mostrando los sentimientos de los protagonistas; lo que se dice y lo que no se dice, los silencios, las conversaciones que no precisan ser terminadas, esa manera evocadora de narrar. Lo de menos es lo que ocurra, sea cual sea el desenlace (pese a que ello te mantiene pegado a las páginas y te imposibilita abandonar la novela), lo de más son los sentimientos, cómo van horadando la cotidianidad de los cinco protagonistas. No hay sensiblería, no hay banalidad, sólo están las personas, el balance que cada uno hace de sí mismo, lo que sabemos de los otros y lo que no sabemos, lo que creemos que son y lo que de verdad son, el papel que han decidido jugar en la vida y el que realmente les gustaría jugar. Se ha cometido una infidelidad, “han arrojado una piedra a la balsa segura e inmutable del pasado y, cuando se aquietan las ondas, nada es igual. Cambian los reflejos, todo se tambalea y salta en pedazos, sin esperanza alguna de recuperación. Lo que antes era una cosa, ahora es otra”. Ese pasaje, rescatado del texto, es esa inesperada y sorprendente fotografía que encuentra Glyn y que, quizás sin pensárselo demasiado (yo no hubiese hecho esa llamada), le conduce a descolgar el teléfono para llamar a alguien…
PABLO MARTÍN, LA INTERPRETACIÓN QUE ACABO DE LEER, EXCELENTE, MUY COMPRENSIVA Y CONTIENE LA ESENCIA DIGAMOS EL PERFUME DE LA VIDA, WAO Y PODRIA SIMPLIFICAR: QUE AL LLEGAR A LAS GRIETAS MAS PROFUNDAS DEL CORAZÓN, NO HAY LENGUAJE, PERO SI SE PUEDE ESCUCHAR LOS GRITOS DEL SILENCIO… CADA SER HUMANO TIENE TANTO DE SI, EVOCANDO HISTORIAS PROPIAS Y DE LOS AMIGOS QUE ALGUNA VEZ EN UNA MESA REDONDA O CUADRADA MANIFESTAMOS NUESTRAS CARENCIAS Y VIRTUDES…